jueves, 16 de febrero de 2012

Preparando la jubilación: cascada de La Sarra, Pineta

"Esta historieta me la ha mandado Patxi por mail y como me he reído mucho, con su permiso la comparto."


Los hay recios y aguerridos que van a la montaña a hacer actividad, a demostrarse a sí mismos que aún están en el mercado, aunque sea en el de 2ª mano... Los hay incluso que se obstinan en ir solos al monte, vete tú a saber por qué: misantropía, timidez, falta de competencias sociales, falta de amigos, incluso falta de cuerda o de tornillos... Incluso los hay que van tanto que uno empieza a sospechar que la crisis de pareja puede no andar lejos... (y sé de lo que hablo).

 En cambio, los prejubilados nos planteamos la vida y la montaña con otro, eh, talante (hermosa palabra que no sé por qué parece haber pasado de moda) Como nuestra dilatada vida alpinistica nos exime ya de tener nada que demostrar, nos acercamos a las paredes y zonas de escalada como quien se acerca a ver las obras del barrio, apoyado en las vallas amarillas esas, criticando y vacilando a los que de verdad escalan. Y en lugar de buscar paredes olvidadas en valles recónditos, resulta que nos dejamos caer por Pineta en plena concentración del GAME... Pero como no somos bichos raros buscando soledad, sino que vamos al monte a conocer gente, hacer amigos y contar batallitas, tampoco es mucho problema.



Juan eta Patxi, edo Lasarte anaiak


Así que espoleados por las gestas del incombustible Charles, que anda desatado allá por el Ben Nevis, el viernes a las tantas llegamos a Bielsa. Raúl y Gorka se quedan en su furgoneta, pero Juan y yo no podemos resistirnos a la llamada de lo salvaje. Cómo dormir en el coche si un hermoso pórtico de iglesia nos ofrece sus acogedoras losas! Una vez más, una noche espartana, digo txingurriana, nos sirve de preparación psicologica para la escalada del día siguiente. A todo esto hay que decir que el frío siberiano ese hará que cueste más de lo habitual entrar en calor, y que el desayuno sea más rápido y frugal que de costumbre, pero bueno, hemos venido a escalar, y no a desayunar, verdad?

El frente siberiano además de llenarme la casa de nieve (aún me quedan un par de cm en la campa) ha dejado las cascadas de la zona en un estado inmejorable. Además de las clásicas, se ha formada la Cascada de la Sarra, una de las más bajas, y sin duda la más bonita. Llevaba 5 o 6 años sin formarse, y estas ocasiones hay que aprovecharlas. 

Como internet está echando humo, nos imaginamos que habrá bastante gente. Así que decidimos ir sin prisas, aprovechando la mañana para explorar la siempre interesante vegetación de ribera del río Cinca. Maravillosa formación vegetal de ripisilva donde espinos, chopos, zarzas y álamos compiten en pincharnos y rasgar nuestras ropas. Por momentos echamos de menos el machete, pero cuando estoy a punto de abandonar, el recuerdo de Lionel Daudet en Alaska abriendose paso a través de la taiga me devuelve las fuerzas. A todo esto intentamos aquí y allá cruzar la impetuosa corriente... La profundidad de las pozas, las fauces de las pirañas, la escarcha en los bloques, nos repelen una y otra vez. Mandamos a un explorador que al de un rato vuelve con noticias. Parece haber una presa, (luego veremos que hay una  tirolina montada), pero parece más divertido improvisar un puente colgante con un tronco mojado. Lionel estaría orgulloso de nosotros. Total, Juan y Raul solo se mojan un poco. Bueno, Juan solo se moja un pie...

Pasa una hora y pico, y por fin estamos en la base de nuestra bella cascada. Eso sí, no estamos solos. Raúl y Gorka, cosas de la juventud, se revuelven inquietos y piafan cual corceles picados por espuelas. No saben esperar. Finalmente se van (habían llegado antes que nosotros), luego nos diran que han escalado Nostalgia del Irlandes, bonita cascada que Juan y yo conocíamos de un cursillo, junto al refu de Pineta. Nosotros nos quedamos charlando con el grupo que nos precede, 6 catalanes. La verdad es que la espera se hace dura por la rasca, menos mal que Juan tiene el termo a punto. Pero como somos muy majos, resulta que los catalanes nos dejan adelantarles, pues todos van siguiendo los pasos del único machaca que sube de primero. Así que al final no es para tanto. 






La cascada, preciosa. Dos largos muy buenos, el 1º 45 o 50 m de grado 4, muy chulo, y el segundo más corto pero con 5 m a 90 º, 4 sup. Bastante esculpida, lo que permite subir con cierta tranquilidad. Luego siguen dos larguitos más fáciles, y el ultimo, muy estético, con corta columnita, marmita traicionera a bordear, y salida estrecha en plan goulotte. Una gozada. Y por fin la posibilidad de estrenar mis nuevos juguetitos... Los Nomic van de coña!





Entre pitos y flautas, el día se nos va. Bajo la severa mirada del Perdido y el hombro de Esparrets, vamos rappelando. Pese al frío, la presión del agua es tal que escurre a tramos por la cascada, mojando las cuerdas, que quedan al momento congeladas. Al rappelar, la capa de escarcha va cayendo como una llúvia de cristalitos. La verdad es que nunca había escalado con tanta ropa puesta... Finalmente, la espera ha valido la pena. La vía es una joyita de 3 estrellas. Habria sido mejor aun de haber venido entre semana, sin aglomeraciones y todo eso, pero esos privilegios solo son para bomberos funcionarios o traductores freelance... Y que conste que no va con envidia, sino con conocimiento de causa. Ay, aquellos maravillosos meses del año pasado en los que vivía como rentista sin currar, como un duque de Palma cualquiera...

Pateamos hasta la tirolina, comentando lo guapos que estamos con nuestros nano-pufs patagonia y lo bien que nos movemos en estos grados... de dificultad y bajo cero. Cruzamos la tirolina, y resulta que estaba a 300 m del coche. Ahí se aprecia el espíritu aventurero, en la capacidad para salir de los caminos trillados e inventarse una hora y pico de aaproximación agónica en el bosque de ribera. Si el que se aburre es porque quiere...

 Epílogo: viaje de vuelta. Con la calefacción del coche a tope, Juan empieza a sentir una no por conocida menos molesta (y temida) sensación en el dedo gordo del pie. ¿Veis? Esto pasa por poner la cale. Al frío natural no sentía nada.

Patxi Aiaratik

2 comentarios:

  1. Guapo relato!!! oso ona.....eso es disfrutar de una eskalada!!!! zorionak!!!

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  2. Trasmitiré tu opinión a Patxi. Ya quedan pocos románticos de la montaña, tanto numerico y letrita se nos olvida el sentido de todo esto. Un objetivo de los hermanos es completar las 100 de Bellefon, todo un viaje a la historia pirenaica, y no les faltan muchas.
    Xabi

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